La tierra del champagne de los tés

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 En Darjeeling, a los pies de los Himalaya, se produce el té más exquisito de la India. Su aroma y sabor transmiten el espíritu de su pueblo, su cultura y su mágica armonía. Con más de 20.000 variedades, el té protagoniza hoy el mundo gourmand y es adoptado como estilo de vida.

 

Texo: Mariana Boggione

Fotos: Gentileza Escuela Argentina de Té

Publicado en Revista Solo Líderes N°61

Al tomar una taza de té en nuestras manos, seguramente no imaginamos todo el recorrido que las hojas verdes y frescas debieron realizar para dar semejante licor. No nos figuramos que vibraron al rayo del sol, o recibieron las gotas del rocío al amanecer o el agua de los fuertes monzones. Y es justamente en Darjeeling, una pequeña aldea de estilo británico, enclavada a los pies de los Himalaya, donde se produce el té más delicioso de la India, al cual los ingleses bautizaron “champagne de los tés”.

En aquellos terruños, las mujeres seleccionan a mano el té, donde tierra y cielo se armonizan para dar a luz a uno de los mejores del planeta, caracterizado por ser un “licor con notas a uva moscatel, de buen cuerpo y muy brillante. Los de primera cosecha tendrán una personalidad más intensa, y los de segunda, darán una infusión más alicorada”, describe la Tea Master Liliana Venerucci, co-directora de la Escuela Argentina de Té, líder en capacitación de profesionales del té en habla hispana.

El té Darjeeling es uno de los más codiciados, tanto que, al verlo, los mismos británicos supieron que estaban frente a uno de los mejores del mundo. “Cuando estas cosechas llegan a Europa, aparecen anuncios en los tea shops más renombrados, para que los clientes acostumbrados a la frescura de sus hojas, hagan su provisión para el consumo de temporada”, destaca Venerucci, y continúa: “Los tealovers reconocen en cada taza la presencia de su terruño, que deja en ellos la impronta de sus más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, y de los vientos que soplan desde los Himalaya, enfriando las noches de estos parajes”. 

En esta región situada en Bengala Occidental (India), existen 86 Tea Estates: fábricas productoras, con sus respectivos jardines de té. En ellos trabajan aproximadamente 52.000 personas durante todo el año, a las cuales se suman 15.000, en la temporada de cosecha. La devoción ennoblece los corazones de estos hindúes, que sostienen con sus cabezas las canastas que transportan las frescas hojas, fruto de una tierra colorida, con ancestrales dioses que los protegen.

Lo interesante es que más del 60% de estos empleados son mujeres. Sus manos suaves recogen el té por las mañanas, que luego será deshidratado, realizando un proceso artesanal para lograr sabores únicos. “El aroma dulce que puebla el interior de las fábricas, mientras el té se está produciendo, es quizás una de las experiencias aromáticas más maravillosas… ¡Inolvidable!”, describe la Tea Master.

 

Un aliado gourmet y funcional

El Darjeeling es una de las más de 20.000 variedades de tés existentes. Esta bebida, que es la más consumida a nivel mundial después del agua, se ha gourmetizado y ocupa un lugar privilegiado en restaurantes donde se sirven maridajes excelentes con oferta de esta infusión.

“Hoy hablamos de una filosofía del buen comer, donde se tienen en cuenta no sólo los sentidos, sino también la experiencia profunda del placer emocional que genera la buena gastronomía. En este universo, donde se habla de una cocina científica, el té es una bebida interesante para incorporar al mundo gourmand”, apunta el Tea Master Diego Morlachetti, quien junto a Venerucci ha llevado la formación en temáticas del té a la Universidad, hecho sin precedentes en el mundo occidental.

Buenos aromas, sabores, texturas y temperaturas: todo suma a la hora de programar el placer de un buen gourmand. “El Tea Gourmand se apoya en el té bajo todas sus formas de preparación: de calientes a frías, acompañadas de bebidas alcohólicas o de otros ingredientes. Lo esencial es unir las virtudes y propiedades de esta infusión con el placer”, concluye Morlachetti.

Blanco, negro, verde, Oolong, Pu-Erh.  Además de sus exquisitos sabores, cada variedad favorece la calidad de vida de un modo particular. “Esta bebida fue descubierta en la antigua China, hace más de 5000 años, y el primer uso que se le dio a los brotes tiernos fue para potabilizar el agua. Fue recién en el siglo X que el té adquirió su dimensión social”, relata Morlachetti, quien etiqueta al té como una bebida funcional a la salud.

“A la mañana uno sugiere tés con mayor poder activador: té negro y Pu Erh, durante o después de las comidas, oolong o té verde, frío o caliente. Al anochecer, el té blanco”, recomienda Morlachetti, y agrega: “Cada uno puede armar su itinerario, con 4 o 5 tazas por día. Hacer la prueba durante un mes, y ver los resultados”.

 

¿Qué aporta cada tipo de té?

  • Hay muchas marcas de cosmética femenina que usan extracto de té blanco en sus productos porque ayuda al rejuvenecimiento de la piel. De hecho, se pueden hacer compresas con hojitas de esta variedad de té, y entre 30 y 60 días se podrán ver mejoras en el aspecto del cutis, porque trabaja en el metabolismo del colágeno, lo cual le da mayor tonicidad.
  • El té verde sirve para bajar la ansiedad, por contener l´teanina: un leve sedante que actúa sobre el sistema nervioso. Además, es un inhibidor del apetito.
  • El té oolong es hepatoprotector, y un buen aliado después de las comidas.
  • El té negro tiene mejor aroma y sabor, pero menor poder antioxidante. Por su alto contenido de flúor, favorece al cuidado bucal, de las encías y prevención de caries. Asimismo, por la concentración de flavonoides, favorece la prevención de patologías coronarias.
  • El té Pu Erh tiene efecto termogénico, por eso se lo conoce como “quema grasas”: ayuda a quemar calorías.